Entradas

Urania es nombre de musa.

Imagen
Paseó los dedos sobre los libros, discos y marcos de fotos que llenaban la estantería. Era todo lo que quedaba de ella. Todo incluido ella misma, su nieta. La única de su sangre que quedaba para recordarla. Su madre le había llamado Urania por ella. Ese nombre que tantas mofas le había causado en el colegio y que ahora era un legado de gran valor para ella. El nombre, la cabezonería y su amor por los libros, la música y el tequila. Su padre había decidido, al poco de nacer ella, que quería poner tierra de por medio entre él y su familia. Se marchó y no se supo más de él. Y su madre decidió que no merecía la pena vivir sin él. Así que se había criado con su abuela. No sintáis pena por ella. Apenas conoció a sus padres. Eran como dos seres etéreos que sabía que habían existido, pero que no eran reales para ella. No se echa de menos algo que nunca se ha tenido. Al menos, no más de cinco segundos al día. Puso el disco de Skip James y dejó que se lamentara a todo volumen porque el diablo

Déjame huella.

Imagen
¿Qué es de esa gente que no se emociona escuchando a Nils Frahm acariciar un piano? ¿Qué hacen esas personas que no desean rasgarse la voz para poder cantarle los coros a Janis Joplin? ¿Qué encuentran los que no se buscan entre las líneas de Fitzgerald? ¿Qué acarician aquellos que no desean pasear sus dedos por las voluptuosas curvas de una de las musas de Rubens? Cambiad cualquiera de los nombres propios por aquel que os haga sentir, que os mueva desde dentro, que os llene de algo que no podríais explicar con palabras. De aquello que nos hace un poquito más felices. Me enorgullezco de apreciar y saborear. Y aspiro a despertar. A despertar en alguien algo, algo a lo que no puedan poner palabras. Aspiro a ser culpable de algún que otro sentimiento, de algún que otro momento que haga relamerse un labio ajeno. Aunque mis manos no sean capaces de crear cachitos de cielo, aunque mi voz no sea seguida, aunque mi mente no ilumine. Por favor, que consiga hacer sentir. Aunque sea sólo po

Como la del cuento.

Imagen
Por @Herrerita16 Entró descalza, sin hacer ruido, pero formando un estruendo. Me quedé inmóvil observándola, dejándola hacer, vigilándola. Al poco ya lo había revuelto todo, aunque he de reconocer que yo me presté de inmediato a contribuir a su torbellino. Toca mis cosas, las desorganiza, me desorganiza a mí, pero después lo deja todo como estaba, como por arte de magia. Creo que esa es su magia. Dice sin decir y hace sin hacer, pero dice y hace.  Me toca y se va. Se va y me está tocando. La de la cara de niña en un cuerpo de mujer. Ahora ya no me gusta el orden, nunca me gustó, pero ahora menos. Ahora me dedico a ordenar solo para que ella desordene. Blanca, casi radiante. Blanca, casi radiante, pero roja por dentro.  La que juega como una niña y siente como una mujer. La que juega como una mujer y siente como una niña. Ya no me gusta mi tranquilidad. Se ríe de mí. Se ríe conmigo, es nuestro juego. Es capaz de atravesarme con una frase de tres palabras. Tan blanca ell

Hijo de mil putas

Imagen
Por @Sr_Albedrío Yo nací en una red de microblogging. Con la barba tupida y con solera. No como las de ahora. Ni siquiera mis compañeros de instituto me han visto la cara desnuda. Nací en la cara oculta, hijo de mil putas. La desidia, la desazón, la soledad, la frustración, la sordidez, la tentación. Y un solo padre: Narciso. Nací para desdoblarme. Para no tener que aguantarme a todas horas. Para dialogar conmigo mismo. Para censurarme, a veces, y para encantarme, casi todo el rato. Para ir demasiado lejos y arrepentirme. Para arrepentirme de haberme arrepentido. Si me paro a pensarlo no existe un porqué. Más bien un por qué no. Dar rienda suelta es grato. Es una sensación intensa. Una experiencia vicaria teatral. Una puesta en escena exigente pero agradecida. No me resulta complicado gustarme. Seducir es una droga y me la estaba fumando en papel de plata. Todo empieza en los baños de garitos elegantes, como la cocaína. Y para cuando te das cuenta, estás en un callejón

Sigue...

Imagen
Anoche fue todo sucio y pervertido. Anoche despertamos a todos los vecinos. Anoche se desbocaron todos los instintos. Anoche nos revolcamos en un dulce castigo. ¿Quieres que siga? Acércate a mi boca. Anoche nos reíamos sin motivo. Anoche perdimos la ropa en un suspiro. Anoche nuestras bocas buscaban el paraíso. Anoche nos mordíamos hasta llegar al delirio. ¿Quieres que siga? Enrédate en mis dedos. Anoche nos arañamos al borde del peligro. Anoche se rozaban nuestros ombligos. Anoche nos corrimos hasta ponernos perdidos. Anoche eran a medias todos los pitillos. ¿Quieres que siga? Deshazte de tus miedos. Anoche mezclamos nuestros nombres entre gemidos. Anoche desafiamos al destino. Anoche todo tenía sentido. Anoche fue contigo.

El himno de la alegría.

Imagen
Lo de madurar está muy bien. De cara a la galería. Cuando toca hay que ser serio, maduro, formal, cauto, cabal… Y también hay que saber enviar todo eso a la mierda. Siempre he preferido la fruta verde. Sacar la lengua, lamer el helado como si fueran a quitármelo de las manos y meter el dedo en el plato del de al lado, porque lo robado sabe mejor, como los besos. Me gusta besar a desconocidos. Que me muera ahora mismo si tengo que renunciar a ese cosquilleo. Ni a las cosquillas, que me hagan reír hasta que duela, porque ojalá el dolor viniera siempre acompañado de risa. El dolor madura, pero yo lo hago a regañadientes. Para eso me sirve ser terca como mi madre y cabezota como mi padre. Y me conformo con ser la mitad de fuerte que cualquiera de los dos. Fuerte para resistir, para aguantar, pero también para luchar. Que no digan que no lo intenté, a pesar de los resultados. Vivamos pataleando, sea por lo que sea. Y dejad que nos levantemos la falda para enseñar las bragas a todo el mun

Girls just wanna have fun

Imagen
Ya lo decía Cyndi Lauper: Las chicas sólo quieren divertirse. Pobre e ingenua Cyndi. Divertámonos, sin más. Sin pensar en el triste pasado o en el doloroso futuro que nos espera. Porque no seamos estúpidos, lo será. Dolerá. Siempre duele cuando la canción se acaba y Cyndi deja de bailar. Soy adicta a la diversión, una yonki de las risas. Pero es que la vida ya se encarga de hacerme llorar contra mi voluntad. Algún día tendré que ponerme seria, aún más, porque, a veces, me he divertido a costa de los demás. Somos así de egoístas. Así de cobardes. Nos faltan agallas para pintarnos la cara de payaso y bailar dando vueltas hasta caer mareados y rendidos. No somos capaces de soplar el castillo de naipes tan estable y bien construido que hemos levantado sin cimientos. Algún día me pondré seria y viviré mi vida de forma correcta de cara a la galería y también dentro de ella. Y podré responder al padre de Lauper cuando pregunte que qué voy a hacer de mi vida. Una vida que no deja de ava